"La tierra es de quien la trabaja" frase de Emiliano Zapata que me
viene a la mente al conocer y dejarme enseñar, de mano de la experiencia
de Manu, el huerto creado en terrenos ocupados (antes abandonados e
infértiles) y que el duro trabajo de seis meses ha transformado.
Comenzamos charlando sobre la relación del hombre y todo ser vivo, la tierra y el cosmos. Todo tendiendo hacia el equilibrio.
Después, con orgullo me muestra las cuatro cubas de compost en diferente
estadío de producción. Todo lleva su técnica, su dedicación y su
método. Incluyendo la experimentación. Paso a paso, sin prisa.
En el terreno cultivado hay acelgas, judías, remolachas rojas, cebollínes, escarolas, ajos y cebollas. Algunas plantas en pleno crecimiento y otras asomando tímidamente, con hermosos y diversos tonos de verde, señal de la vida que poseen. Además, hay plantas que les han regalado y otras que han sido desechadas y que están aprovechando ésta segunda oportunidad.
Hay también semilleros con plántulas de
pepinos, tomates, cebollas, calabacínes y flores. Criadas en el
invernadero que, con mucho trabajo y nada de presupuesto, han construído.
Y consentidas en cuanto a temperatura y humedad, crías de lombriz que
serán depositadas en el compost para obtener sus beneficiosos efectos.
Paco, excelente anfitrión y hortelano, nos prepara una
infusión con toques de hierbabuena y que tomamos en un comedor desmontable
rodeados de naturaleza y vida, de los cantos de los pájaros y de la
compañía fugaz de la mascota del huerto "Crispín".
El trabajo del campo a pesar de lo duro que pueda ser, está lleno de
satisfacciones, de relax, de contacto directo con la naturaleza.
Refuerza el autoconsumo, el cultivo ecológico y el respeto a por la vida.
Hacen falta muchas cosas en el huerto (tubería, mano de obra, hierro, etc), excepto entusiasmo, experiencia, trabajo, compromiso y suerte.
Finalmente reflexiono, mientras me dejo mostrar lo que para Manu son unas significativas pinturas murales de paisajes mexicanos (Chiapas, México) y varios grafitis del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) que se encuentran en una de las
paredes que delimitan la propiedad y que bordea el huerto que "cuando se quiere se puede, a pesar
de los problemas que se encuentren en el camino". Y es que nada ni nadie puede ni podrá detenerlos, como el mismo Manu afirma, "soy una máquina, nadie me detendrá".
"La tierra volverá a quienes la trabajan con sus manos" (Emiliano Zapata)
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